lunes, 24 de noviembre de 2014

LA OLIGARQUÍA DE LOS MEDIOS Y SU “LIBERTAD DE EXPRESIÓN”


Tengo sed, tengo apetito de la luz,
y sólo trago sombra”

Pablo Neruda
(Defectos escogidos)


Oscar A. Fernández O.

Al respecto del papel de los grandes medios de comunicación en El Salvador, dos cuestiones son objetivamente demostrables: uno, que han pasado de ser conductos de información para convertirse en instrumentos de propaganda y contra-propaganda del poder capitalista y dos, que su ideología es claramente militante es decir, con un astuto pensamiento neoconservador y fascista. Su ataque permanente al actual gobierno del FMLN que trata de corregir las descomunales fallas heredadas de la crisis capitalista, es la mejor prueba de ello.

La prohibición del debate verdaderamente público de cuestiones relativas a la democratización de las comunicaciones por los grandes grupos dominantes de los medios, funciona como una censura disfrazada. Este es el “efecto silenciador” que el discurso de los grandes medios provoca exactamente en relación a la libertad de expresión que simulan defender.

Su estrategia ideológico-propagandista hoy reforzada con los adelantos tecnológicos de la llamada mass media, sostiene un discurso de justificación de la concentración de la riqueza, claramente a favor de la clase dominante a la cual pertenecen sus dueños y accionistas mayoritarios. Con la misma intensidad con que satura la opinión de los salvadoreños acerca de un pretendido fracaso en las políticas sociales recientemente impulsadas (por primera vez en la historia) y clama por la consolidación del poderío del mercado, arremete contra cualquier manifestación de cambio, incluso progresista.

Desde la firma de los acuerdos de paz que propician la participación política legal del FMLN, la gran empresa de los medios escritos, radiados y televisivos ha mostrado una marcada tendencia a desacreditar la acción propositiva del gobierno actual, ligándole a la violencia, a la desestabilización nacional y hoy, al fracaso de un devastado modelo económico. La tendencia a distorsionar la realidad obedece a una estrategia política del poder económico, elaborada por los costosos equipos de mercadotecnia política de ARENA, en asociación con los llamados “expertos” en guerra sucia, intoxicadores, rumorólogos (sic!) y toda suerte de “plumas fáciles” que se ofrecen al mejor postor. Los grandes medios de comunicación de la oligarquía, utilizan para esto la información desfigurada, la falsa información o la información con una clara tendencia conspirativa.

En este contexto, es oportuna y apropiada la lectura de “La ironía de la Libertad de Expresión”, revelador libro escrito por Owen Fiss, uno de los más importantes y reconocidos especialistas en la “Primera Enmienda” de los Estados Unidos. (Lima: 2010)

Fiss introduce el concepto de “efecto silenciador” cuando discute que, al contrario de lo que pregonan la gran prensa capitalista, el Estado no es un enemigo natural de la libertad. El Estado puede ser una fuente de libertad, por ejemplo, cuando promueve “la robustez del debate público en circunstancias en las que los poderes fuera del Estado están inhibiendo el discurso. Puede tener que asignar recursos públicos - distribuir megáfonos, conceder frecuencias de radio, TV – para aquellos cuyas voces no serían escuchadas en la plaza pública de otra manera. Puede incluso tener que silenciar las voces de algunos para que se oigan las voces de los otros. Algunas veces no hay otra forma” (Lima, V.: 2010)

Fiss usa como ejemplo los discursos de incitación al odio, los discursos de miedo, la pornografía y los gastos ilimitados en las campañas electorales. Las víctimas del odio tienen su autoestima destrozada; la mayoría de las personas viven con temor, las mujeres se transforman en objetos sexuales y los “menos poderosos” quedan en desventaja en la arena política.

En todos esos casos, “el efecto silenciador viene del propio discurso”, esto es, “la representación que amenaza el discurso no es el Estado. Corresponde, por tanto, al Estado promover y garantizar el debate abierto e integral y asegurar que el público oiga a todos los que debería oír, o más aún, garantice la democracia exigiendo “que el discurso de los poderosos no entierre o comprometa el discurso de los no poderosos”. (Fiss: 2005)

Específicamente en el caso de la libertad de expresión, existen situaciones en las que la “medicina” liberal clásica de más discursos, al contrario que la regulación del Estado, simplemente no funciona. Los que supuestamente podrían responder al discurso dominante no tienen acceso a las formas de hacerlo.

La campaña de mentira e intoxicación propagandística que mantienen los grandes medios contra el gobierno del FMLN, consiste en presentar un panorama ficticio de la realidad social, económica y política, pretendiendo efectos sicológicos y no materiales. Así, para lograr votos se presenta una realidad engañosa, propagandizando hechos deformados y culpando a la izquierda de una “caótica” situación económica y social.

La libertad de expresión tiene como fin asegurar un debate público democrático en donde todas las voces sean oídas. Al usar como estrategia de oposición política la repetición de la amenaza constante de volver a la censura y de que corre riesgo la libertad de expresión, los grandes grupos de los medios transforman la libertad de expresión en un fin en sí mismo.

Como verdaderos agentes del libre mercado, los grandes medios están creando valores y normas que aumentan y alimentan falsas expectativas de un modo irreal especialmente en los pobres y marginados, contribuyendo a la frustración de millones y por consiguiente a la agresión y a la violencia que pueden derivarse de ello. Desigualdad, marginación y frustración, son elementos constitutivos de la violencia.

Cuando los medios condenan la violencia, lo hacen selectivamente. No se condenan todas las formas de violencia ni todas las conductas violentas. Los grandes medios adoptan un enfoque negativo y punitivo frente a otros problemas sociales y a todas las formas de protesta social. Son partidarios de la pena de muerte, de los castigos corporales, del disciplinamiento social y las “manos súper duras”. En general, expresan su ideología fascista; se oponen a un derecho penal civilizado, evidencian opiniones racistas y se muestran contrarios a una sociedad de iguales.

La situación actual, reforzada por la gran empresa de medios de comunicación, se caracteriza por un extraño hiato: se exige la “calidad” académica supeditada al mercado, se proclama la “organización racional” de las empresas y la “austeridad” del Estado, pero de lado del consumo, se explota la irracionalidad e irreflexión del “consumidor”.

La mentira y la propaganda negra de los medios, están al servicio de la destrucción de cualquiera que se oponga a su ideología ultra-conservadora. El problema moral de esta actitud es que una mentira es mucho menos tolerable cuando se le emplea para un fin peor.

Nos encontramos ante un nuevo reto, buscar el método para que los ciudadanos hagan valer su derecho a la información mediante un Estado al que debemos exigir que cumpla con su obligación de garantizarlo. A ese Estado los ciudadanos debemos darle poder y el Estado a los ciudadanos, darles control. Esa es la verdadera libertad de prensa en una democracia.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

GUIAR EL TIMÓN Y CAMBIAR EL RUMBO

A la memoria de nuestro hermano y camarada Jorge Sol Pérez,
incansable combatiente de las ideas marxistas revolucionarias,
que falleció soñando con un mundo mejor.
¡Hasta la victoria siempre!

Óscar A. Fernández O.

Partamos de un hecho indubitado y demostrado en la práctica, con el neoliberalismo no termina la historia como quieren hacernos creer, el reto y la posibilidad del cambio para mejorar oportuna y dinámicamente, está en el esfuerzo y la inteligencia del pueblo que es quién determina su futuro, en compañía de sus liderazgos más capaces, eficientes y probos.


La izquierda revolucionaria en el gobierno no deberá cometer el usual error de creer que cambiando la forma de gobernar ya no quedará nada más que hacer que administrar lo hecho. No debe apuntarse a ningún “estado permanente”, ni tampoco a un equilibrio alguno que pueda ser temporal, pues con seguridad éste será interrumpido por la energía y la dinámica que caracteriza a la historia de los pueblos. Por lo tanto, el término “sostenibilidad” debe ser rechazado en el sentido de permanencia, lo mismo que cualquier majadería acerca del “fin de la historia”.


Para que la sociedad salvadoreña cambie, a pesar de haberse convertido en una sociedad autodestructiva, inducida por una oligarquía neofascista y sus testaferros políticos, aprendices de brujo mal educados, es necesario hacer cambios radicales de realidades y valores profundamente arraigados, como son los hábitos conformistas y obedientes que aceptan y creen necesitar el poder de las clases dominantes como una consecuencia natural del orden establecido. La experiencia de los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial lo demostró. La melancolía por los dictadores y las manos duras para “portarnos bien”, también confirma la simpatía hacia la necesidad de que existan verdugos.


Estos son ejemplos relativamente simples del gran conjunto de rasgos y patrones que tienen que ser modificados, diseñando y practicando nuevas y eficaces formas de liderazgo y gobierno, que constituyan elementos importantes del proceso de liberación de nuestro pueblo, si la izquierda socialista desea aumentar las posibilidades y las probabilidades de liderar la construcción a corto, mediano y largo plazo, de un Estado que sustente el progreso, revisando desde luego la idea misma de “progreso”.


El rediseño de la gobernación no es más que una medida transitoria, mientras no se produzca el salto cualitativo en nuestra sociedad. Pero mejores potenciales de gobierno pueden reducir las causas y los efectos de la tragedia de nuestro pueblo, perfeccionando la raison d’humanite (la razón humana del Estado) que ha de ser la lógica en una nueva visión, de modo que en una primera instancia se evite la catástrofe hacia la que nos lleva un modelo económico que ya no funciona más y que por terquedad y arrogancia, siguen imponiendo improvisadamente los delegados del poder fáctico. Hasta dónde sea posible, debemos impulsar continuamente el desarrollo del pueblo y no primordialmente el del mercado, sin menospreciar la importancia y el rol de este último con objetiva ponderación.


Adelantos significativos en la capacidad de gobernar han tenido lugar en la historia de la humanidad, como sucedió en la Grecia clásica, con la idea de que la política es un dominio reconocido de la vida humana, susceptible a ser deliberadamente definido y sometido por los poderes. “Bien puede argumentarse que la teoría política nace y renace en tiempos de crisis culturales; que su razón de ser es la reconstrucción del discurso político y de la vida” sostiene J. Peter Euben (1994)


La cultura política salvadoreña y su dinámica, personificada claramente en la mayoría de los liderazgos políticos tradicionales, sin duda plantean a cualquiera, serios problemas en la capacidad de gobernar. Tales problemas suelen ser descritos en términos de “gobernabilidad” –por lo general en la forma negativa de “ingobernabilidad”- cuyo uso y abuso se ha extendido, y en la mayoría de veces, tales términos son empleados para esconder la discapacidad de gobernar. La legitimidad del Estado y la autoridad pública son aceptadas a regañadientes y la autoridad es minada por la desmitificación y por el creciente cinismo y desconfianza con que se mira a los políticos. En tanto, los medios de comunicación de masas se han convertido en poderosas empresas privadas que generan gran impacto y convierten cada vez más la política en un circo, en una oscura campaña de despolitización de las masas.


En nuestro ámbito, ya la política se basa cada menos en la ideología y la mayoría de partidos proponen políticas similares en la mayor parte de los asuntos e incluso cuando la competencia electoral lleva a los candidatos a enfatizar diferencias de opinión, la falta de opciones conocidas y realistas en numerosas cuestiones ha apagado el fuego del debate ideológico político serio y profundo, que en realidad establece la diferencia fundamental de la política y la forma de gobernar. La política ha sido “despolitizada”, como producto de la implantación de la ideología posmoderna y el pensamiento único, que niega todos los valores y preceptos del iluminismo y decreta que ya no hay historia.


El FMLN debe definirse claramente frente al modelo económico rampante que muestra, a pesar de su fracaso, claros dogmas de fe incuestionables, con los cual los derechistas neoliberales imponen su poder antidemocrático creando valores consumistas y nihilistas, que derivan en el fanatismo autoritario y la fractura de la sociedad. En este contexto negativo debe entenderse que los cambios oportunos que marquen la diferencia sustancial, el despertar de las organizaciones populares, los avances en la educación y la concienciación política de las masas, los nuevos tipos de valores humanistas, no violentos y solidarios, son de urgente necesidad.


Todo ello sólo puede ser factible en tanto se construye a mediano y largo plazo un país diferente con derechos igualitarios, libertades y necesidades elementales subsanadas. No hay garantía de que esto camine sobre rieles, al contrario, el horizonte anuncia tormentas y por eso lo más decisivo es la calidad de las elites que gobiernan, puesto que son éstas las que toman la mayor parte de las decisiones que afectan la vida de los salvadoreños.


Debemos empeñar todos nuestros esfuerzos a fortalecer la organización de las masas, mientras nos dedicamos al aprendizaje y a la reflexión seria, rodeándonos de los mejores hombres y mujeres, los más calificados, animándolos a luchar junto a nosotros. Son necesarias con urgencia, ideas innovadoras de rediseño que sustentadas en la seriedad, la responsabilidad y la probidad, perfeccionen la capacidad crítica para gobernar. Pero, lo que más se necesita son cerebros creativos de alto nivel, todo lo cual en definitiva es lo que llamo el pluralismo social-cultural, junto al compromiso con la construcción y perfeccionamiento de un Estado fuerte y democrático, fundamentado en los derechos del pueblo.

Facultar a las personas es esencial para reforzar las capacidades democráticas de gobierno, pero si no se incrementa la comprensión popular de los complejos temas públicos y su relación con la solidaridad humana, la democracia se tornará una ficción o fracasará estrepitosamente en sus cometidos.

No se puede depender de la sociedad de la información para la creación automática de un público ilustrado -hay indicios para pensar todo lo contrario-, por lo que habrá que esforzarse en educar a la gente y promover una mayor identificación con la humanidad en su conjunto. Entre otras cosas, esto significa que los políticos deberían intentar explicar los grandes temas legislativos y admitir que en muchas ocasiones no saben qué medidas adoptar. Habría que incitar a los canales de televisión para que presentaran temas complejos y controvertidos de un modo comprensible e interesante. Las escuelas y universidades tendrían que incluir en sus planes de estudio cursos que abarcaran el debate nacional y las perspectivas integrales.


Debemos lograr la coherencia política, barriendo los personalismos y los protagonismos, procurando una nueva confluencia con las masas, para crear una convergencia popular que aspira a un contexto de mayor democracia y defiendan en masa codo con codo, la construcción de un contrapoder hegemónico, que necesitamos para levantar un nuevo Proceso Constituyente. 

martes, 11 de noviembre de 2014

COMUNICADO NO.3


03/11/2014

Compañeros:
Reciban saludos fraternos de la Mesa de Trabajo, integrada por la Asociación de Profesionales y Técnicos (APTUES) y el Colectivo Interfacultades y Oficinas Centrales (COIFOCUES).
Considerando el compromiso que adquirimos sobre informar a cada uno de ustedes sobre los avances en torno a nuestra agenda laboral, presentada a las autoridades de la Universidad de El Salvador, Rectoría, Vicerrectoría Administrativa y presidencia de la Asamblea General Universitaria en fecha 26 de Agosto de 2014, comunicamos lo siguiente:
1. La agenda original consta de ocho puntos, de los cuales destacan tres puntos que son considerados como los más importantes:
Incorporación del 31% a nuestro salario
Creación de la partida presupuestaria  para el pago del pasivo laboral
Aplicación del sistema de escalafón con las nuevas tablas salariales
2. A la fecha se ha logrado avanzar considerablemente en el proyecto de incorporación del 31% al salario. Realizamos un estudio técnico que arrojó como resultado el impacto negativo y positivo que habría al aplicar el 31% en el salario mensual, ya que los sectores más afectados serán el Docente PU-III (la renta de esta clase subiría al nivel III) y los trabajadores de la clase ocupacional servicios generales (su aporte en el salario seria una cantidad insignificante).
3. Esta situación nos condujo a replantear la propuesta, dado que esta prestación está en condición de riesgo porque está siendo cubierta con un monto de 1.9 millones de dólares que se entrega a la universidad en concepto de subsidio. Esta figura es susceptible de ser suprimida por el Ministerio de Hacienda (como sucedió con el Instituto Universitario de Educación Superior, IUES que funcionaba con un millón de dólares y fue suprimido.)
4. En ese contexto, estamos consensuando con la Vicerrectoría Administrativa la creación de un catorceavo salario cuyo financiamiento estaría respaldado por el 1.9 millones de dólares antes mencionado y que corresponde a dos bonos de 31%, entregados en marzo y septiembre más el complemento de aguinaldo otorgado por la universidad, haciendo efectivo el pago de este salario en el mes de diciembre de cada año (su monto está pendiente de especificar). La base legal se contempla en el Art. 11 del Reglamento de Escalafón y el Art. 91 de la Ley Orgánica.
5. En el caso del Pasivo Laboral, hay avances en la definición de la fuente de financiamiento: se propondrá la creación de la partida presupuestaria de indemnizaciones. Sus fuentes de financiamiento podrían ser:
Remanentes de años anteriores,
Plazas en reserva o vacantes,
Reducción de los pagos de tiempos integrales, tiempos adicionales y horas extras. (La cantidad de dinero que se invierte en este rubro es excesiva, mientras se deja de lado el compromiso de los pagos de pasivo laboral.)
6. En la actualidad, desarrollamos reuniones con los Señores Decanos, en busca del apoyo requerido. Hasta la fecha, nos hemos reunido con tres de ellos, encontrando cierta receptividad a las propuestas planteadas por este colectivo. Agotaremos toda la ronda de reuniones con los Decanos y representantes,  tanto del Sector Docente como del Sector Estudiantil, ante el Consejo Superior Universitario y la AGU. De tal manera, cuando esta pieza de correspondencia llegue a estos organismos se espera obtener el consenso y respaldo necesario para su aplicación.
7. Paralelamente, la Asociación está comprometida en la construcción de LA MESA UNIVERSITARIA LABORAL PERMANENTE, en la cual buscamos consensuar las diversas propuestas ya reguladas que son prestaciones institucionales y que nos favorecen a todos; estamos seguros de lograr pronto acuerdos entre docentes y administrativos en este tema.
8. En el caso de la aplicación del sistema de escalafón, este financiamiento debe estar incluido en el presupuesto estatal. Pero debe existir un compromiso genuino de parte de las autoridades para su aplicación. El Ministerio de Hacienda establece como primer requisito la evaluación del personal de la Institución y que en base a ello se asignen los ascensos para la creación de nuevas plazas. Sin embargo, esta apreciación es subjetiva, ya que el articulo 48 del Sistema de Escalafón es claro al enunciar que los reajustes de salario deben hacerse cada año tomando como parámetro el índice de precios al consumidor.
Vale decir que en trece años de vigencia del escalafón no se ha mostrado interés para aplicarlo, tanto por parte de las autoridades institucionales como por las instituciones del gobierno pertinentes, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Hacienda.
9. Nuestra agenda laboral demanda insistentemente el cumplimiento de las prestaciones contempladas en el Reglamento de Escalafón. De esto deriva que los diversos sectores hayan procedido a solicitar la aprobación de los instrumentos de evaluación. Dicho documento fue aprobado el día jueves 30 de octubre de 2014 a petición de la vicerrectoría administrativa debido a que la representación de SETUES decidió abandonar el trabajo en la comisión de administración que es el nivel consultivo de la aplicación de dicho documento.
10. Dicha aprobación nos ha sorprendido, ya que por el momento, las propuestas sobre instrumentos de evaluación estaban a nivel consultivo entre todas las entidades involucradas en este proceso. Esperamos que el documento cumpla las expectativas de los trabajadores debido a que un proceso de evaluación tiene dos funciones: 1) Identificar y corregir las falencias que el empleado tiene y 2) La pertinencia de ascensos de acuerdo a la formación y desempeño en sus labores.
El colectivo invitará pronto a todos los comités para estudiar la propuesta, considerando que es urgente la implementación de la evaluación si queremos que los resultados sean incorporados para el presupuesto 2015-2016.

POR LA DIGNIDAD DE LOS TRABAJADORES ADMINISTRATIVOS.

LA IZQUIERDA HOY: VIGORIZAR EL PROGRAMA Y SUS OBJETIVOS

La justicia, la igualdad del mérito,
el trato respetuoso del ser humano,
la igualdad plena del derecho: eso es la revolución.
José Martí

Oscar A. Fernández O.

La izquierda como todos sabemos, es desde siempre la contraposición a la derecha, pero para la mayoría los límites entre ambas son muy vagos y el espectro ideológico que abarcan, es igualmente vasto en las dos. Ser de izquierdas supone una determinada concepción más que del mundo, que es problema de la filosofía y las religiones, de los humanos, sus derechos y sus deberes. Por tanto, existe una relación directa entre la revolución y la izquierda. Los compromisos de la izquierda han sido distintos a través de la historia política: izquierda y anarquismo; izquierda y cristianismo, izquierda y cultura e izquierda y democracia.

Algunos insisten en que la izquierda actual se ha mantenido a la sombra de las derechas, empujada por la caída del sistema soviético y el embate de las ideas escépticas y pragmáticas que caracterizan esta fase de la era moderna. Otros sostienen, que se ha quedado sin argumentos frente a un mundo que mira la extensión de sus sociedades, basada en la economía de los grandes países capitalistas y de manera especial en los Estados Unidos, cabeza y alma del imperio global. Sin embargo, por muy lastimada que pudiera estar la izquierda, todavía le quedan fuerzas para clamar contra la injusticia de esos pueblos que mantienen el 30 por ciento o más por debajo de los límites de la miseria o de un mundo en que el 80 por ciento mueren de hambre, mientras el otro 20%, hace dietas para adelgazar.

Pero esta superficialidad que algunas izquierdas evidencian hoy, le han acarreado cruentos e incruentos ataques desde todos los ángulos del panorama político, que escudándose en lo económico y lo moral, intentan no sólo desprestigiarla, sino envilecerla y desautorizarla.

El marxismo no ha dejado de ser un referente intelectual, sin embargo la izquierda debe reconocer que éste ya no tiene la misma influencia política de antes, aunque sus planteamiento han vuelto a la palestra, aún entre los intelectuales del capitalismo. A Marx no le alcanzó la vida para definir el mecanismo eficaz que produciría el cambio de la realidad y el destino del capitalismo: el empobrecimiento de grandes masas de población y la proletarización de las capas medias. Pero nadie ha sido capaz, hasta hoy, de continuar esa construcción ideológica equiparable en fuerza, contundencia, seducción intelectual y penetración. Aunque comienzan a surgir algunos intentos en las escuelas marxistas contemporáneas.

Sin embargo, para los izquierdistas revolucionarios, el marxismo realiza una explicación muy completa de los orígenes del capitalismo, de las leyes de su funcionamiento y de la manera para poder revocarlo. Es una teoría de cómo las ricas naciones capitalistas podrían utilizar sus inmensos recursos para lograr la justicia y la prosperidad de sus pueblos. De ahí, el inmenso atractivo que ha ejercido tanto en muchos intelectuales, como en grandes masas de los pueblos del mundo. El contraste no puede ser mayor si lo comparamos con la ideología neoliberal, que va en dirección contraria.

Las derechas por su parte, también han sufrido una particular mutación. El conservadurismo clásico, poseedor de un bagaje de principios y concepciones del mundo con gran influencia religiosa, ha sido sucedido por un neoliberalismo sin contenido moral, que tiene capacidad de impulso político a pesar de todo, a través del consumismo.

La izquierda hoy necesita un proyecto político, el cuál no es sólo un conjunto de ideas y medidas, aunque sean brillantes. Un proyecto político, como decimos en un artículo anterior, tiene al menos cinco componentes políticos esenciales, sin los que es muy difícil lograr el apoyo social.

La dimensión ideológica que aporta los objetivos morales, éticos, de valores, su filosofía y su sentido más humano. Un programa, que establece los objetivos políticos del proyecto, es decir, los elementos más concretos y vinculados a cada realidad, lugar y personas que son objeto y sujeto de él. Una base social, que por la pretensión democrática del proyecto requiere una serie de personas, grupos y clases, cuya perspectiva de vida e interés puedan ser unidos detrás de unos objetivos políticos y morales.

Los instrumentos para la acción política operativa, que son básicamente los partidos políticos y el Estado. Los partidos políticos son los encargados de convertir las necesidades y demandas del pueblo o de otros sectores que representen, en decisiones políticas o a planteamientos programáticos. Sin embargo los partidos de izquierda hoy, deben entender y asumir que su actuación es en última instancia, con la institucionalidad del Estado, electa de forma democrática y legitimada, para imponer, si es necesario, una decisión. Finalmente, la estrategia que es la que ordena la ideología, el programa, la base social y los instrumentos políticos de acción en un tiempo determinado, con aliados específicos y con una idea de la oportunidad y el momento apropiado para conseguir una hegemonía política.

Sin estos elementos funcionando al unísono, es difícil decir que una fuerza política o un conjunto de ellas, tienen un diseño de intervención social económica y cultural de cambio. Esto da una legítima pretensión de convocar a las mayorías para alcanzar objetivos a mediano y largo plazo. Si falta alguno de estos elementos, la acción política es débil y puede decirse que no hay proyecto.

Buena parte de la izquierda está lastimada por la pérdida de referentes morales y de su utopía, como dice Habermas. Estas expresiones de la izquierda hoy, no han definido objetivos políticos claros, a pesar de que el “modelo” neoliberal ha caído en descrédito y de haber logrado ciertas cosas importantes como retomar el Estado y propiciar el fin de las dictaduras militares, lograr las libertades básicas, etc. La izquierda ha perdido aquella base social fiel y decididamente identificable, lo que ha producido una fractura que conduce a que las clases medias y otras, sean seducidas por los cantos de sirena de las derechas a través de un mercado, que solo como espejismo, está al alcance de todos.

La izquierda debe recobrar un proyecto propio y no sólo contestatario, manteniendo la continuidad con tradiciones que no deben abandonarse, defendiendo la democracia radical, la igualdad de oportunidades, la justicia y la solidaridad, asuntos que han costado tanta sangre a través de tantos años. Esta es una labor muy difícil que demanda tiempo, reflexiones profundas y grandes dosis de imaginación que exigen amplitud, diálogo y debate, triunfos y derrotas, pero que deben comenzar ya con algunas orientaciones oportunas.

El resurgimiento de la izquierda en nuestros días, tan necesario, no podrá producirse sin el rearme ideológico y estratégico. Hay que aprender de los errores cometidos. Hay que adaptar la estrategia al espacio y al tiempo, al país y al momento histórico. Pero hay ciertas líneas generales que pueden aplicarse globalmente. La izquierda debe diferenciarse de la derecha no sólo en sus objetivos sino también en sus métodos para alcanzarlos.


Nunca debemos olvidar que para cambiar el sistema no bastan las buenas intenciones ni tener la razón de nuestra parte. Las ideas son necesarias pero no son suficientes. Hay que luchar contra las minorías dominantes que controlan la sociedad, minorías que harán todo lo posible por evitar los cambios o desvirtuarlos. Aquellos que controlan especialmente la maquinaría ideológica, desde dónde se producen y reproducen las ideas que siembran como verdades inobjetables y que los pueblos generalmente aceptan sin resistencia. La clave entonces es la batalla ideológica. Donde sea y como sea, un verdadero militante de izquierda debe ser un luchador de ideas incansable, aun cuando esté en aparente desventaja. Un rebelde por convicción.